¿Te has fijado alguna vez en cómo los niños pequeños se interesan por entender las cosas que ven en el mundo? Todo les asombra, les llama la atención, les hace querer saber más y curiosear. ¿En qué momento a lo largo de su vida, empiezan a perder el interés? ¿En qué momento se empiezan a aburrir?

En el mundo en el que vivimos, cada vez es más frecuente encontrarnos a niños hiper-estimulados. Niños que conocen muchas cosas a través de la tecnología (tablets, móviles, ordenador…), y que tienen poco o incluso nulo contacto con la naturaleza. Son niños acostumbrados a un ritmo frenético desde muy pequeños, acostumbrados a recibir constantemente información a una velocidad excesiva. Viendo esto, es entendible que el ritmo natural de las cosas les aburra y que acaben perdiendo el interés por todo. Para motivarles, acostumbrados a muchos estímulos, cada vez necesitarán más.

Por ello, aprovechando el Día mundial de la naturaleza, os damos las siguientes recomendaciones para educar desde el asombro:

  1. Disfruta de la naturaleza, realiza excursiones con tu familia y amigos.
  2. Cuando tu hijo/a se aburra, no trates de entretenerle a toda costa. El aburrimiento es parte de la vida y es, además, una magnífica oportunidad para desarrollar la creatividad.
  3. Limita al máximo el uso de la tecnología y la televisión, anticipa unas normas de uso acordadas previamente para evitar problemas futuros.
  4. Dedica tiempo al ocio en familia, utilizando juegos de mesa, juegos de exterior, deportes, etc.
  5. Si tu hijo/a muestra curiosidad por algún tema concreto, ofrécele la posibilidad de buscar información sobre ese tema, de investigar y contestar a sus preguntas.
  6. Establece la rutina de la lectura antes de dormir. Acostumbra a que antes de acostarse el ritmo sea lento y pausado, para conciliar mejor el sueño.
  7. No vayas a espacios naturales cargado/a de juguetes y entretenimientos varios: recuerda que el entretenimiento no tiene por qué ser un objeto, está en la vida misma.

Y tú, ¿cómo estimulas el asombro?