Durante las últimas décadas se ha investigado sobre los beneficios de la lectura. Una de las últimas investigaciones, a cargo de la universidad de Tennessee, ha demostrado que la capacidad lectora de los niños y adolescentes que pasan sus vacaciones de verano sin leer retrocede entre 2 y 3 meses cada año. Por contrario, aquellos que leen durante el verano, pueden ver su capacidad aumentada en 1 mes adicional por año. Esto hace que se vaya creando una brecha cada vez mayor entre el nivel de lectura de los niños que no suelen leer y aquellos que sí lo hacen.

Para evitar que esta brecha se produzca y los niños pueden perder el nivel adquirido en clase durante las vacaciones, proponemos estos consejos para fomentar la lectura durante el verano:

  • Lo primero y más importante es que los pequeños nos vean leyendo. Los niños tienden a imitar lo que hacemos, y si ven que para nosotros el libro es sinónimo de ocio y entretenimiento, es probable que tomen ejemplo.
  • Conviene llevar algún libro a cualquier sitio al que vayamos: la playa, el coche, la casa del pueblo, el aeropuerto… de manera que, allá donde estemos, la opción de la lectura siempre esté presente. No se trata en este punto de obligarles, sino de dejar los libros a su alcance para que puedan escoger la lectura cuando quieran.
  • Es muy relevante que los niños puedan elegir qué prefieren leer (para que lleguen a verlo como una actividad de ocio). Una visita a la librería o a la biblioteca en la que puedan escoger qué libro quieren llevarse hará que se sientan más motivados. Al sentir que la decisión ha sido suya, tomarán la lectura con un mayor compromiso.
  • Conversar con ellos sobre lo que están, o sobre lo que estamos leyendo ayudará también a percibir los libros como fuente de disfrute. Si hacemos preguntas sobre los libros le ayudaremos además a reflexionar, a pensar de manera crítica, a desarrollar la empatía y, en definitiva, numerosas habilidades.
  • Para los niños más pequeños que aún están aprendiendo a leer, se puede comenzar con textos más cortos que encontramos en nuestro día a día: letreros, menús de restaurantes, texto de los envases de alimentos; o incluso aprendiendo letras de canciones, rimas o trabalenguas de manera lúdica.
  • Por último, pero también muy importante: reconocer y reforzar positivamente el hecho de que el pequeño esté leyendo, alentando su esfuerzo y comentando con él lo positivo de la lectura.