El TDL, o Trastorno del Desarrollo del Lenguaje hace referencia a todos aquellos niños/as que tienen dificultades en la comprensión y/o producción de lenguaje, que les causa un deterioro funcional en su vida cotidiana, sea cual sea su causa. Una persona cualificada para ello, tras una evaluación previa, lo detecta y diagnostica.

¿Cómo identificar las señales de alarma?

A menudo, los niños/as con TDL suelen presentar las siguientes características, en menor o mayor gravedad y pueden aparecer tanto de forma individual como conjuntamente:

  • Omisiones de sílabas débiles.
  • Simplificar sílabas.
  • Omisiones de artículos, preposiciones, pronombres.
  • Omisión de marcas de plural, género.
  • Dificultades en procesos cognitivos (ordenar y estructurar correctamente una frase o discurso).
  • Dificultades de atención.
  • Dificultades de memoria.
  • Problemas en el desarrollo de la lectura fluida.
  • Problemas en desarrollo de la escritura.
  • Ser “hablantes tardíos”.

El TDL, además de afectar directamente al habla y la expresión (su forma más visible y apreciable) también afecta de forma significativa al desarrollo académico y socio-emocional del niño/a.

Por ello es imprescindible trabajar y cuidar estas áreas, ya que los niños/as con este trastorno pueden sentirse más vulnerables a la hora de relacionarse en lo que concierne a la “vida cotidiana”.

¿Cómo trabajarlo desde casa?

  • Estimular el habla desde muy pequeños (previene el trastorno)
  • Ejercicios de fortalecimiento de la lengua (moverla, sacarla, meterla hacia arriba, abajo…).
  • Soplar bolitas de papel (fortalecimiento del arco mandibular y músculos de la boca).
  • Pronunciar y repetir sílabas o palabras muy cortitas (perfeccionamiento del habla).
  • Trabalenguas (cortos y sencillos, trabajan mientras se divierten).
  • Ordenar viñetas y después contar la historia.
  • Trabajar en el vocabulario (cuantas más palabras sepan, mejor se podrán expresar).
  • Leer y leer (la lectura aporta riqueza léxica y gramatical).

El TDL diagnosticado a tiempo es muy trabajable y entrenable, los niños/as aprenden a utilizar trucos y estrategias que les ayudan a poder expresarse mejor. Dependiendo del grado de dificultad al que se enfrenten, un entrenamiento multidisciplinar sería necesario; tanto desde el logopeda como desde la psicoeducación.