Si juntamos a un grupo de alumnos y les preguntamos por la asignatura que peor se les da o que menos les gusta, seguramente un 65% respondería que son las matemáticas. Esto es algo que ya vaticinaban los resultados de los últimos informes PISA. Si bien es cierto que poco a poco observamos cierta mejora en esta asignatura, aún son muchos los alumnos y alumnas que encuentran dificultades en el área de razonamiento o cálculo, en cualquiera de las etapas escolares.

¿A qué se deben estas dificultades?

Por un lado, la capacidad intelectual se compone de varias áreas, siendo el razonamiento lógico una de ellas. Por tanto, las dificultades que los estudiantes puedan encontrarse en matemáticas quizás se deban a un bajo rendimiento en esta área. A día de hoy existen varias pruebas y test baremados con los que podemos conocer el rendimiento del alumnado.

El bajo rendimiento en matemáticas también puede verse explicado por la Discalculia. Una dificultad de aprendizaje específica en matemáticas, que afecta en el procesamiento y comprensión de conceptos matemáticos, como el cálculo y la resolución de problemas, entre otros.

Por otro lado, existe otro factor que puede interferir en el aprendizaje de conceptos matemáticos, la velocidad de aprendizaje. Durante el proceso de asimilación de conceptos también es importante respetar el ritmo de aprendizaje del alumnado. Sin embargo, el sistema educativo actual no permite amoldarnos al ritmo de cada estudiante y es cuando aparecen las dificultades y los suspensos.

Otras formas de enseñar matemáticas

Tanto si observas que tu hijo/a o alumno/a se tropieza con las matemáticas y no quiere ni oír hablar de ellas, como si no, aplicar métodos de las enseñanzas alternativas como Monstessori o Waldorf resulta de lo más interesante. De hecho, cada vez son más los colegios o escuelas que están aplicando estos métodos en las aulas. Estas enseñanzas promueven un aprendizaje acorde al ritmo de cada estudiante, es decir, respetan las diferencias individuales y favorecen que el alumnado sea autodidacta mediante la investigación, el juego y la imaginación. Para ello, únicamente se deben seguir tres principios básicos:

1.Trabaja conceptos matemáticos desde la base. Entrenar los temas que se están dando en clase siguiendo el ritmo del aula, únicamente hará de «apaga fuegos» puntual. Para mejorar en esta área conviene empezar por aspectos más básicos como el razonamiento lógico, el cálculo e incluso la orientación viso-espacial.

2. Utiliza el juego. Existe evidencia científica que muestra la relación entre el aprendizaje y la emoción. El juego permite interactuar, probar, investigar y crear conceptos matemáticos, además de desarrollar el ingenio y hacer que las mates se desprendan de la etiqueta de «aburridas» o «imposible».

3.Promueve la búsqueda de estrategias, que servirán de «salvavidas» a la hora de enfrentarse a tareas de forma individual. Esto dará seguridad al alumno y mejorará su autoestima en este área.

Si te animas a seguir estos principios para trabajar las matemáticas de otra forma y las dificultades persisten, conviene acudir a un profesional que valore la causa de estas dificultades. Si bien es cierto que pueden deberse a aspectos comentados en este artículo, otras áreas como la atención o la comprensión también pueden explicarlas.