Se acercan los últimos días del curso académico y con ellos, las tan esperadas vacaciones de verano. Este es un momento con varios protagonistas, y que afecta no solo a los estudiantes, sino también al personal docente y a las familias de los alumnos –principalmente, los padres-. Queremos por tanto, contrastar estos tres puntos de vista, tan diferentes entre sí, a la hora de afrontar el fin de las clases.

El alumnado:

Parece obvio que para los estudiantes, sea cual fuere su nivel académico, la llegada de las vacaciones es un momento de celebración e incluso euforia, puesto que implica dejar de asistir al colegio durante más de dos meses. Algunos estudiantes realizan ahora sus últimos esfuerzos para pasar de curso y otros, aquellos cuyo rendimiento ha sido satisfactorio, se anticipan desde ahora a un bien merecido descanso. No obstante, los expertos recomiendan una desconexión académica “absoluta” durante dos semanas en estos casos, y un cierto mantenimiento durante el tiempo restante, que puede llevarse a cabo mediante actividades y ejercicios que ayuden a mantener activa la mente y los hábitos de aprendizaje (lectura, deporte, clases de idiomas, talleres, etc..).

Los profesores:

A menudo tenemos la falsa visión de que los profesores tienen poco menos que una vida de ensueño, muchas veces basándonos en que durante Julio y Agosto (y parte de Junio y de Septiembre) no hay clases. No obstante, el fin de curso es un período especialmente duro para los profesores: implica preparación y corrección de los numerosos exámenes finales que se acumulan en estas fechas, y, en muchos casos, tomar decisiones que afectarán al futuro académico de los alumnos; decisiones en las que deben considerar muchos factores y que pueden ser especialmente complicadas. El fin de curso supone el duelo de decir adiós a los alumnos que pasan de curso, o que cambian de colegio, y prepararse –partiendo de cero- para conocer a un nuevo grupo, cuando ya se habían habituado al que se va. Los profesionales de la enseñanza viven el fin de curso con una mezcla de satisfacción y nostalgia, puesto que se trata de un momento que implica avances, despedidas y cambios. Sin olvidar sus tareas particulares para el periodo estival: preparar su currículo de cara a los contenidos del curso siguiente.

Los padres:

Entendemos que el fin de curso puede ser un momento de gran estrés y preocupaciones para los padres. Por un lado, debido a las preocupaciones asociadas a las notas de sus hijos, en el caso de que estas hayan sido negativas. Por otro – con la excepción de las familias más afortunadas- es habitual que comiencen anteponerse al dilema de qué hacer con los hijos durante las vacaciones de verano – puesto que las suyas son mucho más cortas, y en la mayoría de los casos, incompatibles con el cuidado de los niños las 24 horas. Por eso, estamos ante un período en el que buscan soluciones creativas para este problema, soluciones que implican sacrificios –económicos o personales-: buscar campamentos, coordinarse con la pareja para que cada uno pueda estar con los niños en diferentes meses, recurrir a la ayuda de terceras personas, etc… Esta organización puede ser especialmente complicada en el caso de los padres separados, y en el de las familias con un solo progenitor.

En Centro Psicología Bilbao ponemos a vuestra disposición una interesante oferta formativa para los estudiantes de cualquier nivel durante el período de vacaciones. Impartimos cursos intensivos de técnicas de estudio en Bilbao, talleres de comprensión lectora, cursos de expresión escrita, programa para prevención de la adicción a las nuevas tecnologías y talleres de habilidades sociales para niños y adolescentes. Toda nuestra formación está impartida por psicólogos especializados, y se imparte en nuestro centro de Bilbao.