En nuestra familia hay problemas importantes que están influyéndonos a todos. En casa convivimos mis tres hijos, de 10, 15 y 21 años, mi marido y yo.

En principio podríamos parecer una familia normal: mis hijos estudian, se relacionan bien, nosotros trabajamos… Pero de puertas para adentro, la situación es insostenible. Nuestra relación, nuestra comunicación, y todo lo que conlleva la convivencia diaria, yo personalmente,  creo que está destruído. Los chicos no se soportan entre ellos, no existen complicidades ni afinidades, discuten y se pegan sin razones aparentes; los gritos y las faltas de respeto son continuas. Aunque parezca mentira, entre mi marido y yo están surgiendo muchísimos desacuerdos y esto nos está llevando al caos. En principio no parece muy normal que antes una misma situación, tengamos opiniones tan diferentes, pero así es, y yo estoy desbordada.

Por otro lado, no tengo ni idea si aquí el problema es que nuestros hijos se llevan mal, porque a veces me pregunto por qué se llevan así siendo hermanos. Tengo amigos que tienen hijos y entre ellos tienen sus discusiones, pero nunca me han contado nada parecido a lo que yo vivo en casa (claro que yo tampoco cuento demasiado de nuestra vida familiar). Por supuesto entre los desacuerdos se encuentra uno muy importante y es que yo creo que necesitamos ayuda urgente y mi marido dice que no, que esto se arregla con unas cuantas cuantas «….» ya se imaginarán a qué se refiere. Muchas gracias!

Efectivamente es difícil saber dónde está el principio de todo esto. Más bien parece que lo que nos ha descrito es la situación a la que han llegado por la evolución de los acontecimientos.

El hecho de que su marido y usten tengan opiniones encontradas es mucho más habitual de lo que se imagina. Simplemente una situación tan estresante vivida diariamente genera estos desacuerdos. Nos imaginamos lo que supone tener que manejar la situación en los momentos de tensión, gritos y discusiones… Esto hace que los «interlocutores» no se entiendan y se posicionen cada uno en un lado. Por eso es muy importante acudir a un espacio «neutro» en el que se puedan exponer los problemas cuando no se están produciendo en ese mismo instante. Es la forma de ver  la problemática con una cierta distancia para poderle dar salida a las posibles soluciones.  No sabemos en qué contexto ha surgido la conversación sobre recibir ayuda profesional, pero lo ideal sería hablar estas cosas en los momentos que no se da el problema ni las discusiones. De cualquier manera, creemos que en una primera sesión lo ideal siempre es que acuda a la terapia la persona de la familia que esté más dispuesta, la que quiera cambiar la situación o esté preocupada por lo que pasa. A veces sólo una persona de la familia pueden promoverse los cambios, además suele ocurrir que el que no quiere  recibir ayuda, aparece en sesiones posteriores  como persona realmente interesada.

Creemos sinceramente que es urgente la ayuda para buscar soluciones  porque el deterioro en las relaciones es evidente y siempre progresivo.

Centro Psicología Bilbao

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