Este artículo está escrito por la psicóloga Lucía Romero Twardzik.

El patrón guiado por estímulos externos, como en el caso de los otros dos patrones (artículo “El patrón de comer emocional” y artículo “El patrón de restricción”), se manifiesta de manera coordinada con los anteriores. Todos estos patrones conviven y se influyen unos a otros, aunque es cierto que una persona puede venir de un patrón concreto y éste predominar o influir de manera más específica en la conducta alimentaria.

El patrón guiado por estímulos externos está guiado por los sentidos, por lo que veo, por lo que huelo y por el sentido del gusto, la boca. Es el comer porque lo veo y lo quiero, lo huelo y lo quiero y me parece tan rico que quiero más. En nuestra sociedad vivimos muy desde el piloto automático, desde una mentalidad de hacer una cosa después de la otra, por hábitos, sin tiempo a parar, comiendo en muchas ocasiones porque toca y todo esto nos desconecta de nuestras sensaciones corporales y es muy común que no estemos percibiendo si de verdad estamos sintiendo hambre real o no, si mi cuerpo necesita ese alimento o no y si ya estoy saciada o no.

Desde este vivir más en la mente y sin conciencia corporal es fácil dejarse llevar por los sentidos y comer más de lo que mi cuerpo necesita, así como excedernos en la cantidad de energía ingerida. Este patrón es perfectamente normal en nuestra sociedad donde existe una abundancia exagerada de comida, además de ser sumamente accesible.

Imaginemos que estamos en un supermercado rodeados de comida y hemos entrado con un poco de hambre. Probablemente nos dejaremos llevar por lo que vemos, y si no estoy conectada con mis sensaciones internas seguramente querremos lo que vemos y tengamos conductas de sobreingesta. Ahí podemos sentir que estamos engordando, lo que derivará inconscientemente en que hagamos conductas restrictivas para compensar el patrón guiado por estímulos externos.

El patrón restrictivo, el tratar de controlar la comida para controlar el cuerpo, como ya hemos visto, conecta con el patrón de comer emocional, calmándonos con la comida y nuevamente trataremos de compensarlo aumentando las conductas restrictivas. Los patrones alimentarios suelen estar interconectados y acaban guiando nuestras conductas alimentarias de manera inconsciente.

Ahora que conoces cómo funcionan los patrones alimentarios y cómo están potenciados e influidos por todo lo que acabamos de ver es más fácil que puedas desculpabilizarte y a la vez puedas tomar cierta responsabilidad en cómo quieres cuidarte.

El primer paso puede ser decidir que seguir dejándote guiar por estos patrones inconscientes no te va a ayudar.

Una de las técnicas más avaladas en consulta para trabajar con los patrones alimentarios es el mindfulness o conciencia plena.

Se trata de llevar nuestra conciencia a la conciencia plena, que incluye nuestra conciencia corporal; lo que estamos experimentando en nuestro interior en el aquí y ahora. Esta experiencia interna incluye los pensamientos, las emociones y las sensaciones internas. Por ejemplo, nuestras sensaciones de hambre, de saciedad, movimientos corporales y también lo que están percibiendo nuestros sentidos.

Esta práctica nos permite salir del modo “piloto automático” y evita que los patrones inconscientes guíen nuestras conductas alimentarias.

Por ejemplo, si me doy cuenta de que el patrón de restricción está guiando mi conducta, puedo simplemente observarlo sin juzgarlo, porque no es incorrecto, es una conducta perfectamente normal dentro del ser humano y de la cultura y sociedad en la que vivimos y también puedo decidir si quiero hacerle caso o no. Si me doy cuenta de que estoy sintiendo una emoción, puedo observarla e identificarla y puedo abrir un espacio para decidir cómo quiero gestionarla o atenderla, si voy a comer o si voy a hacer otra cosa. Si paso al lado de una panadería y huelo pan recién horneado, puedo sentir si tengo o no sensación de hambre y decidir si necesito comer o no.

Como ves, el practicar la atención plena a nuestra experiencia interna en el aquí y ahora nos permite entender mejor qué es lo que nos está pasando y nos permite hacer algo diferente a lo que los patrones alimentarios nos están dirigiendo.

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Lucía Romero Twardzik