Las vacaciones de verano son una época que aprovechamos para convivir en familia, pasando con nuestros allegados mucho más tiempo del acostumbrado. Sin embargo, aunque esperemos estas fechas con ilusión, muchas veces la convivencia continuada no resulta tan idílica como cabría esperar; tanto en el caso de las parejas como en el de los matrimonios con hijos; y se acaban produciendo conflictos. Por ello, conviene seguir ciertas pautas para aprender a relacionarnos y a convivir de manera adecuada con nuestros seres más cercanos.

La clave, muchas veces se encuentra en la planificación, en buscar algunas actividades comunes que compartir –sin sobrecargar el horario con ellas- y respetando a su vez espacios para cada miembro de la familia. Hay que conocer, primeramente, cuáles son las necesidades de cada familiar; y qué actividades y espacios son más recomendables para ellos. En el caso de los niños, por ejemplo, buscaremos desarrollar las relaciones sociales – con sus familiares y con otros niños- y el apego a ciertas pautas, horarios y normas que les aporten estabilidad. Además, conviene aprender a comunicarse y a poner en común lo que se espera de este tiempo de ocio: si todos aportan su idea de lo que desearían hacer, se podrán elegir actividades consensuadas

Numerosos psicólogos señalan que el tiempo libre del que disfrutamos en verano debería ser visto como algo positivo en sí mismo, un tiempo para aprender a convivir y reforzar las situaciones familiares. Por ello, es conveniente aprender a relajarse; más que planear un sinfín de actividades que apenas nos dejen espacio para el descanso y la comunicación.  Elegiremos planes que nos gusten, pero no hasta el punto de agotarnos y dejarnos sin tiempo de descanso. Tanto niños como adultos suelen tener, durante el curso, un exceso de agenda; y por ello es conveniente que en verano esta situación cambie.

Con respecto a los padres, si bien es estupendo que disfruten de los momentos familiares, conviene que se repartan las responsabilidades de los niños, para que cada uno pueda saber de antemano cuándo podrá descansar. Y, por supuesto, es muy recomendable que reserven momentos para estar en pareja.  Estos últimos, conviene que se planifiquen de antemano, para poder contar con alguien que pueda hacerse cargo de los niños durante ese período de tiempo (ya sean unas horas o unos días).

Este tiempo compartido en familia resulta muy beneficioso para padres e hijos. Para estos últimos, ayuda a establecer un apego más sano y una mejor autoestima. Por último, no debemos olvidar que, también durante las vacaciones de verano, debemos proporcionar a los más pequeños estímulos a nivel educativo, para evitar el fracaso escolar.

Centro Psicología Bilbao

Compartimos aquí algunas páginas de Centro Psicología Bilbao con contenidos relacionados:

– Terapia familiar