Los dispositivos electrónicos están al alcance de todos e integrados en nuestro día a día desde hace ya algún tiempo, y las previsiones de futuro esclarecen que así seguirán de momento.

Así que… de momento no tenemos escapatoria.

Desde encender el horno o la calefacción con el móvil, hasta subir o bajar las persianas con altavoces inteligentes. Los más pequeños de la casa crecen, viendo cómo nosotros nos aprovechamos de los dispositivos electrónicos y nos hacen la vida más fácil.

Las pantallas forman parte de nosotros y nos siguen a todos lados. Y es que nos permiten tener todo a mano (nunca mejor dicho…): comprar lo que queremos con tan solo un clic, jugar horas y distraernos, leer emails donde y cuando sea, conectarnos con alguien al otro lado del mundo… y un sinfín de tareas que nos hacen estar absortos e hipnotizados mirando una pantalla durante mucho tiempo.

Gestionar el uso de estos dispositivos en nosotros mismos, está empezando a ser ya una tarea difícil. Los últimos modelos de móviles y tablets han incorporado ya una herramienta que nos permite visualizar cuanto tiempo le estamos dedicando. También, nos permiten gestionar el tiempo de uso que queremos dedicar, avisándonos de que vamos a alcanzar el tiempo máximo de uso que hemos programado.

Esto no es una casualidad, ya que el tiempo de uso de las pantallas se ha disparado en los últimos años llegando a veces a ser un problema.

Entonces, ¿Qué pasa con los más pequeños? ¿Cómo podemos ayudarles a gestionar el uso de las pantallas, cuando están tan presentes en el día a día?

 

Claves para gestionar el uso de pantallas

  1. Adaptar según la edad:

La OMS recomienda:

0-2 años: No usar pantallas.

2-5 años: Como mucho 1h al día.

A partir de los 5 años: Adaptar según las necesidades académicas y no pasar de las 2h diarias.

En adolescentes: No es tan importante el tiempo de uso, sino la calidad de lo que están haciendo. Entendiendo así que necesite 3h en el ordenador para hacer un trabajo escolar, pero no para jugar de seguido, por ejemplo.

  1. Rutinas y horarios:

Las rutinas son imprescindibles para la organización de los más pequeños. Programando un horario para el uso de las pantallas, conseguimos que ellos sepan qué toca hacer y en qué momento. Pudiendo anticipar cuando es hora de jugar y cuando hora de terminar el juego.

  1. Explicarle la situación, para que comprenda los motivos:

La reorganización del tiempo para el uso de las pantallas en casa puede ser al principio un poco caótica. Por ello, es importante hablar con nuestros hijos y explicarles que en casa queremos mejorar el uso que les damos a las pantallas e invertir ese tiempo en tiempo de calidad en familia.

  1. Nosotros, el mejor ejemplo:

En muchas ocasiones las acciones son más efectivas que las palabras. Debemos comenzar por gestionar nuestro uso de las pantallas en casa, para que sirvamos de ejemplo a los más pequeños. De nada servirá, que les demos el sermón mientras nosotros cenamos mirando las redes sociales, por ejemplo.

  1. Llegar a acuerdos:

Ser firmes para que se cumplan los horarios que hemos marcado será imprescindible, pero en esa toma de decisiones es importante involucrar a toda la familia, ya que de este modo se sentirán tenidos en cuenta y será más fácil cumplir una norma en la que yo mismo he participado.