La llegada del mes de septiembre es sinónimo de vuelta al cole. Algunos niños/as comienzan la etapa de primaria dejando atrás infantil y otros ya cuentan con algo más de recorrido. Para los más pequeños, supone la introducción a un ambiente diferente al que están acostumbrados, adaptarse a los/as compañeros nuevos…pero también a los libros, explicaciones, deberes, y por ende; a nuevas responsabilidades.

El cambio de las rutinas relajadas de verano a las estresantes de periodo lectivo puede llegar a ser un poco difícil si los adultos nos sobrecargamos con muchas tareas y pretendemos abarcarlo todo.

Por ello, es importante trabajar la autonomía escolar y hacerles partícipes en todo lo que esté relacionado con sus tareas. Además, el trabajar la autonomía en general les proporciona seguridad, satisfacción y sentirse capaces, por lo tanto, todas estas habilidades van dirigidas a tener una buena autoestima.

  • La autonomía se entrena: Cuando nacemos solo somos autónomos para realizar contadas acciones fisiológicas básicas. Mientras vamos creciendo, trabajamos y entrenamos esta habilidad, pero hacerlo sin ayuda de nadie puede ser difícil. En el colegio pasa lo mismo, por ello es necesario saber que tenemos que ayudar a los niños/as a trabajar y entrenar esta habilidad.
  • A mayor edad, más responsabilidad: Mientras que para un niño/a de 1º de primaria es asumible llevar y traer su mochila y la chaqueta del colegio, para uno de 6º, preparar su mochila, organizarse los deberes y exámenes y prepararse el “hamaiketako” debe serlo de igual forma. Centrándonos en motivar y responsabilizar y no en exigir.
  • Reducir la ayuda paulatinamente: A medida que sus habilidades y estrategias van creciendo su motivación por hacer las cosas por sí mismo/a también lo hará. Si retiramos nuestra ayuda de golpe y además exigiendo se sentirá menos motivado/a. Nuestra labor será acompañar y supervisar hasta que ya no necesiten nuestra ayuda.
  • Nosotros el mejor ejemplo: Si queremos trabajar que apunten en la agenda los deberes, y evitar que cuando lleguen a casa seamos los encargados de pedirlos por el chat de padres, primero tendrán que ver las consecuencias de no hacerlo, que en este caso será no llevar los deberes hechos al día siguiente y segundo tendremos la oportunidad de preguntar qué podrían haber hecho para que eso no sucediera. Así evitaremos hacer de salvavidas y entrenaremos la autonomía y responsabilidad. Que nos vean apuntar la lista de la compra o las tareas pendientes de la casa por ejemplo hará que vean que apuntar las cosas para que no se nos olviden es de gran utilidad.
  • Paciencia y constancia los mejores aliados: La famosa frase de Thomas Edison: “No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla.” es un claro ejemplo de cómo con paciencia y constancia se pueden conseguir las cosas y ver la parte positiva del fracaso. Desesperarnos y volver a hacer las cosas por nuestros hijos/as por hacerlo mejor, o más rápido sólo hará que demos un pasito para atrás. Por ello cuando se olviden la chaqueta, el cuaderno o el libro el día antes del examen, mantener la calma y dotarles de trucos para que no les vuelva a pasar y anécdotas personales (de cómo nos pasó a nosotros también) los reforzará y será más probable que en un futuro esa acción se dé cada vez menos.