La adolescencia es una etapa en la que los chicos y chicas empiezan a reivindicar sus derechos, a distanciarse de la familia y a tomar de referencia sus iguales. Es una etapa de experimentación de la propia individualidad y aunque tiene muchos aspectos buenos, también tiene sus riesgos. Es la etapa en la que los adolescentes pueden generar hábitos no saludables o llevar acabo conductas de riesgo. Hoy hablamos de la adicción a Internet, que en los tiempos que corren es una problemática que va cobrando cada vez más importancia.

Hasta hace poco, asociábamos las adicciones con el consumo de sustancias como el alcohol, el tabaco o el cannabis. En los últimos años, se conocen las llamadas adicciones sin sustancias, que son aquellas que no están relacionadas con ningún estupefaciente, si no con ciertos hábitos como el juego, el uso de Internet, compras, video-juegos…

Cuando hablamos de adicción a Internet y a los video-juegos, tenemos que estar atentos a los siguientes signos:

  • Una disminución significativa de las relaciones cara a cara. La mayoría de las relaciones son vía online.
  • Se reducen o desaparecen las actividades de ocio que no sean estar conectados. Pueden dejar extraescolares o dejar de hacer el deporte que hacían.
  • Se genera tolerancia, esto es, cada vez se necesita más tiempo para saciar la necesidad de conexión o de juego.
  • Cambio en las rutinas, el chico o la chica, deja de lado sus rutinas de sueño, higiene y comida.
  • Ante los intentos de otras personas por parar el uso el chico o chica presenta niveles de ansiedad elevada o en algunos casos conductas agresivas o violentas.

Este tipo de hábitos se pueden dar por muchas causas, en ocasiones los jóvenes pueden tener dificultades en las relaciones, estar pasando por momentos difíciles a nivel familiar o con sus iguales o tener baja autoestima. Para muchos adolescentes el quedarse en casa jugando, puede ser un refugio, que les permita evitar aquello que temen.

Sea cual sea la causa que les lleva a desarrollar este tipo de conductas, desde la terapia centrada en soluciones se trabaja  con ellos y ellas a controlar sus conexiones, generar hábitos nuevos o recuperar actividades que antes hacían. Mostrarles que pueden sentirse bien sin tener que jugar o conectarse constantemente, explorar los recursos personales que tiene cada uno para hacer frente a la situación y darse cuenta de sus fortalezas personales. Por otro lado, es importante mencionar que en la mayoría de las ocasiones estos adolescentes, acuden obligados por sus padres, por lo que es importante realizar un trabajo a nivel familiar, donde se generan recursos como familia para poder hacer frente al problema.  Además, cuando se dan la falta de habilidades sociales, problemas de ansiedad o baja autoestima, es importante dar herramientas a estos chicos y chicas para que puedan enfrentarse a las dificultades que encuentran en su día a día.

Por todo ello, debido a la aparición cada vez más frecuente de este tipo de problemas, es importante detectar las dificultades a tiempo, para prevenir dificultades mayores. Realizar una evaluación que permita detectar dificultades que se puedan estar dando y centrar la intervención en las fortalezas y en generar nuevos hábitos.