El 2020 es el año de las cosas atípicas: el curso, las vacaciones e incluso la EBAU. Estos días muchos estudiantes se enfrentan al primer desafío de su futuro profesional, con el miedo a la nota que decidirá su futuro.

Aun recuerdo cuando pasé por este trámite. Primero, tener que decidir el tipo de Bachillerato y después la formación: ¿ir a la Universidad o a Formación Profesional? Con la opinión de tus familiares, amistades y profesorado dando vueltas sin parar… Qué difícil es saber lo que quieres ser de mayor, cuando, además, esto no entra dentro de tus prioridades. Porque con 16 o 18 años piensas en todo, menos en hacerte mayor.

En ese momento es clave recibir una buena orientación por parte del centro educativo o de una persona profesional externa, que te guíe y oriente según tus gustos, cualidades y tu personalidad. Esto último diría que es el factor clave. Puedes guiarte por tus notas, por ejemplo, si en matemáticas y física sacas sobresalientes decidir estudiar una Ingeniería. Sin embargo, si no tienes en cuenta tu forma de ser, es muy posible que durante el primer año de la carrera no quieras ni aparecer por clase. De hecho, haber elegido erróneamente la formación es más común de lo que pensamos.

¿Y si no me gusta lo que estoy estudiando? Darte cuenta y reconocer que lo que estás estudiando no te gusta se convierte en un trámite duro y difícil. Más aún si se siente cierta presión por parte del entorno. En estos casos, una vez más, recibir orientación profesional por parte de profesionales con experiencia en este campo puede convertirse en un chaleco salvavidas. Primero, por proporcionar un apoyo psicológico y segundo, por reorientar hacia aquello que realmente te gusta y te apasiona. Como muchas veces se suele escuchar en la calle, trabajar en aquello que te gusta es un verdadero lujo y pocas veces se consigue a la primera.

Todas las decisiones que tomamos a lo largo de la vida son importantes, sin excepción. Cuando tenemos interés en comprar una vivienda acudimos a un profesional que nos guíe y oriente, ¿por qué no hacerlo cuando se trata de dar los primeros pasos de nuestro futuro?