¿Alguna vez, como madre o padre, has pensado que es difícil conseguir que las cosas salgan bien? Es muy posible que mientras leas este artículo te identifiques con muchos padres y madres que sienten estrés en la educación de sus hijos e hijas. Este sentimiento de impotencia y continua preocupación es tan fuerte que llega a minar las relaciones familiares, de pareja e incluso otros ámbitos de la vida (autoestima, relaciones con amigos o rendimiento en el trabajo). Si bien es cierto que esta situación se ha agravado durante esta pandemia, es una realidad que viene de atrás. Quizás en parte porque ahora tenemos a nuestro alcance mucha información, a veces incluso tanta que llegamos a poner en duda nuestro propio criterio sobre cómo se deben hacer las cosas.

Según los datos obtenidos en un reciente estudio realizado por Lingokids, 7 de cada 10 progenitores españoles reconocen sentirse muy cansados por intentar ser unos padres perfectos durante las veinticuatro horas del día. A esta realidad hay que añadirle además, que continuamente reciben una cantidad de información desbordante en las redes sociales y en la televisión, donde parece que las rabietas son inexistentes o que los conflictos entre hermanos se resuelven solos. Conviene que todos los que habitualmente usamos las redes sociales recordemos que, en la gran mayoría de casos, en ellas no vamos a encontrar más que ideales. Y por eso mismo, como padre o madre es importante que centres tu energía en saber lo que quieres en la educación de  tu hijo o hija, y no gastar tanta energía en hacer lo que socialmente se espera que hagas.

Sentimientos de culpa, rabia y frustración también son habituales  durante la crianza. Sobre todo cuando haces todo lo posible por intentar que las cosas salgan bien, llegando a dedicar todo el tiempo del día a tus hijos, sin saber cómo hacer que las cosas salgan a la primera. Y para colmo, los de alrededor parecen saber cómo se hacen las cosas y no paran de caerte consejos por todos lados. A veces incluso no hace falta que pase nada de esto, porque tú misma te comparas con tu hermana, tu vecina o con esa otra familia del cole a la que le sale todo redondo.

¿Cuántas personas conoces que se desgastan anímicamente nada más levantarse por la mañana para que se cumpla la rutina fijada? Porque se supone que un niño tiene que ir bien aseado y desayunado al colegio, ¿pero qué pasa si no se quiere poner la ropa para ir a la escuela?, ¿o si no quiere ni probar el desayuno? Dicho todo esto, me gustaría dejar claro que independientemente de los mensajes que recibas de la sociedad, de Instagram, de los libros que devoras para llevar una buena crianza, nadie sabe mejor que tú lo que tu hijo o hija necesita en cada momento. Sin duda necesitamos estar informados, actualizarnos y saber cómo se pueden hacer las cosas. Pero también necesitamos poner un filtro, para que la sobreinformación no nos lleve por delante. En realidad, todos los libros de educación y crianza deberían empezar diciendo: ser madre o padre conlleva cometer errores que permiten seguir adelante fortalecidos y con la capacidad de buscar soluciones. La crianza está llena de grandes momentos y también de situaciones que nos ponen al límite. Precisamente en los peores momentos recuerda que lo estás haciendo lo mejor que sabes como persona, padre o madre, hija/o, hermana/o, amigo/a, trabajador/a, emprendedor/a… y por eso eres el mejor padre, madre ,hijo/a, hermana/o, amigo/a, trabajador/a, emprendedor/a.

 Seguramente ahora estés pensando que la teoría es muy bonita y que necesitas saber qué hacer para no sentirte tan estresado/a o presionado/a durante la crianza. Por ello, te propongo algunos consejos para salir de este burnout parental y dedicar tiempo a la educación de tus hijos. eso sí, disfrutando con ellos.

Consejos para evitar el estrés en la crianza

1 Conciliación familiar

Aunque parezca una utopía, la conciliación familiar es posible. Por ejemplo, solicitando un cambio (total o parcial) en el horario laboral podemos lograr mayor presencia en la educación. Algo que sin duda saciará una de las mayores preocupaciones de muchos progenitores que hoy en día sienten que no pasan suficiente tiempo en familia.

2 Comunicación familiar

Estar conectados e interconectados con la pareja para ayudarse siempre que sea necesario. Los progenitores tienen que ser un equipo, un tándem, y por tanto, las decisiones se deben tomar en conjunto. Del mismo modo, los miedos y preocupaciones deben ser compartidos, para buscar una solución conjunta y sobre todo, sentir apoyo por la otra parte. Esto además contribuirá en el bienestar de cada uno y de forma directa en el bienestar familiar.

3 Organización del tiempo

En concreto, me refiero a que cada progenitor tenga tiempo para hacer aquellas actividades que más le gustan y le refuerzan como persona. Respetar el espacio y tiempo personal de cada uno es fundamental para sentirse bien, y de forma directa, sentirse capaz (empoderado) como para afrontar cualquier desafío.

4 Educación emocional

Por supuesto, se debe cuidar la salud mental de cada persona. Partiendo de que si una persona se siente mal seguramente tomará malas decisiones, es fundamental escucharse a una misma y saber cuándo ya no puede más. Tener la capacidad de gestionar las propias emociones ayudará a solventar los mayores desafíos durante la crianza.

5 Orientación familiar

Finalmente, si después de tener en cuenta los anteriores pasos continúas sintiendo pesadez, impotencia, rabia, estrés y mucha preocupación, es hora de pedir ayuda para sobrellevar los retos parentales que en un momento dado se te presenten. Es importante que esta orientación se lleve a cabo de la mano de un profesional habilitado para ello, puesto que guiará desde orientaciones enfocadas a la situación única de cada familia. Cada persona, cada familia vive una realidad distinta y por tanto, tiene necesidades diferentes a las del resto, de modo que en la crianza no sirven consejos ni orientaciones generalistas.