¿Cuánto tiempo malgastas al día con el teléfono móvil? Tendemos a relacionar esta actividad (o inactividad, según como se mire) con el comportamiento típico de un adolescente. Pero en verdad, esto es algo que hacemos también los adultos, independientemente del lugar en el que estemos. Desde la pandemia pasamos más horas viendo noticias y vídeos en el móvil. Con esta tendencia ha aparecido el fenómeno doomscrolling. Este término se refiere a pasar un tiempo excesivo ante la pantalla viendo noticias negativas. Literalmente, significa estar deslizando la pantalla hacia abajo esperando encontrar una noticia de este tipo.
Desde la llegada del COVID hemos vivido este fenómeno intensamente, más aun durante el confinamiento. Cuántos de nosotros acabamos hartos de ver las cifras de contagios y fallecimientos, pero a la vez, sentíamos la necesidad de saber cómo iba desarrollándose la pandemia, con la esperanza de que todo terminara pronto. Sin duda esto es algo que afectó notoriamente en nuestro bienestar y salud mental. En un estudio realizado en 2020 para analizar las consecuencias en la salud mental de la población española durante la primera parte de la pandemia, se concluye que aumentó considerablemente la presencia de depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático.
Han pasado un par de años y pese a que ahora estemos en época estival y dé la impresión de que el coronavirus ya no aparece en todos los titulares, el doomscrolling ha llegado para quedarse.
¿Por qué nos volvemos adictos a las noticias negativas?
La explicación es aparentemente sencilla: el interés por el contenido «morboso» es algo propio y habitual en la conducta humana. Quizás esto se deba a que instintivamente tendemos a prestar más atención a las noticias que consideramos peligrosas o que nos asustan, como si se tratase de una especie de mecanismo de defensa-supervivencia. Y si además, esto se realiza en redes sociales, es decir, si tendemos a mirar las noticias en Facebook, Instagram o Twitter, el propio funcionamiento de las aplicaciones no va a hacer más que enseñarnos este tipo de contenido.
Por otro lado, también influye el círculo vicioso de la confirmación, es decir, tendemos a buscar intencionadamente, aquellas noticias que reafirman nuestros miedos o preocupaciones, lo que nos adentra en una espiral de negatividad y frustración, en la que aparecen pensamientos negativos, como por ejemplo: «Ya sabía yo que todos los precios estaban subiendo…«, «dónde vamos a parar…«, «si ya dicen que la vida cada vez es más cara…«.
Conviene tener en cuenta que algunas personas son más susceptibles de caer en el doomscrolling. Si estamos pasando por un mal momento o por una época en la que nos sentimos más ansiosos, irritables y tenemos problemas para conciliar el sueño, consumir este tipo de contenido genera una serie de hormonas que mantienen estos síntomas, como es el caso del cortisol (la hormona del estrés). Por ello, ante todo, conviene evitar mirar el móvil antes de dormir.
¿Qué podemos hacer para frenar el doomscrolling?
- Limita las horas que pasas con el móvil u otros dispositivos, sobre todo, consumiendo noticias en medios de comunicación digitales o en redes sociales.
- Utiliza el teléfono de forma consciente, no de forma compulsiva. El comportamiento humano se caracteriza por la facilidad que tenemos para generar nuevos hábitos y rutinas. Tendemos a mirar el móvil a las mismas horas día tras día. Ser consciente de ello y decidir que el móvil es una herramienta, no un aparato pegado a nuestra mano, favorecerá el hacer un uso responsable y sano de él. Cada vez que cojas el móvil pregúntate ¿para qué lo voy a usar?.
- Accede a las noticias de forma pausada. No te quedes solo con los titulares, entra en cada noticia y moléstate en leerla. Esto evitará el hacer una lectura superficial y rápida de los títulos, y ayudará a que deslicemos la pantalla más lentamente (detén el scroll-deslizar la pantalla).
- Si te invaden sentimientos de preocupación, estrés y ansiedad al leer noticias negativas, practica la técnica de parada de pensamiento. Esta técnica consiste en detener los pensamientos negativos que nos generan malestar y sustituirlos por otros pensamientos más adaptativos y que promuevan sensaciones más agradables. Para ello debemos reformular el pensamiento en clave positiva, por ejemplo, ante un pensamiento negativo como «seguro que vuelvo a contagiarme de covid«, podemos reformularlo de la siguiente forma: «si me contagio ,ahora sé que con suerte tan solo pasaré unos días en casa mal y luego podré salir a la calle, al menos ya no hay que hacer un estricto confinamiento«.
- Si tras seguir estos pasos continúan los sentimientos de miedo, inseguridad, ansiedad, tristeza, preocupación y estrés, es recomendable acudir a un profesional para adquirir estrategias que ayuden a frenar este tipo de pensamientos y emociones. Para ello no es necesario entrar en un proceso de terapia muy largo en el tiempo, aunque tampoco conviene esperar a tocar fondo para acudir al psicólogo.
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