Llegan los exámenes de evaluación y con ellos, el miedo, la preocupación y la ansiedad. Para muchos estudiantes, enfrentarse a este momento es sinónimo de agobios y aunque lleven la materia bien preparada, puede ser que a causa de los nervios, los resultados no sean los que esperan. El manejo de la ansiedad ante estas situaciones, es importante para que la semana de exámenes no se convierta en un auténtico infierno.

Cuando hablamos de ansiedad ante los exámenes, las causas pueden ser muy variadas. Por un lado, observamos que cuando hay un alto nivel de ansiedad, en muchas ocasiones, también existe un excesivo perfeccionismo y alta autoexigencia. Las personas que peor lo pasan ante estas pruebas, son aquellas que quieren hacerlo todo perfecto y la idea de cometer un mínimo error las aterroriza.  Por ello, cuando se enfrentan a un examen lo hacen peor de lo que saben y pueden. En estos casos la confianza en uno mismo juega un papel importantísimo, ya que si piensan que no les va a salir, probablemente no les salga.

Por otro lado, la fuerte tensión emocional a la hora de realizar un examen también puede deberse a que la materia estudiada no está afianzada del todo. En estos casos, la persona se pone muy nerviosa a la hora de realizar el examen porque hay cosas que no le salen de manera automática. Esta es una de las causas más comunes entre los estudiantes. Han pasado muchas horas delante del libro, pero el estudio no ha sido del todo eficaz y por ello, les surgen dudas a la hora de poner los conocimientos en práctica.

Experiencias pasadas de quedarse en blanco o realizar muy mal un examen, también pueden ser la causa de bloqueos y mala gestión de la ansiedad. Los alumnos a los que les ha pasado esto alguna vez, tienen miedo de que les pueda volver a ocurrir y es precisamente ese miedo lo que les hace fallar.

¿Cómo hacer para mantener a raya la ansiedad?

Para controlar los nervios, una de las cosas más importantes es tener unas buenas técnicas de estudio. Estas van desde: atender en clase, hacer un buen subrayado y esquemas, hasta haber practicado un simulacro de examen. Si el estudio ha sido activo, eficaz y ha habido un buen repaso de la materia, el alumno se sentirá mucho más seguro de sí mismo a la hora de enfrentarse al examen.

Una vez realizado esto, ¿por qué pensar que se va a hacer mal? La confianza con la que se enfrenta un examen es importante para que el resultado (al menos el que depende de uno mismo) sea bueno. Si los pensamientos antes de enfrentarse al examen son negativos, la persona ya va anticipando escenarios no deseados. Si por el contrario, se piensa que lo va a hacer bien y que ha hecho todo lo que ha podido, la manera de enfrentarse será totalmente diferente y probablemente los resultados sean mejores. Para esto puede ayudar tener un mantra (una frase que te repites que te da tranquilidad) como por ejemplo: “lo voy a hacer bien”, “he estudiado todo lo que he podido”.

Entender las respuestas de ansiedad ayuda a controlarlas. Cuando las personas nos sentimos invadidas por las emociones, como pueden ser el miedo, es nuestro sistema límbico el que se encarga de dar respuesta. Este genera emociones muy intensas y no podemos pensar con claridad, ya que nuestro cerebro racional (neocortex), el que se encarga de dar respuestas reflexivas, coherentes y lógicas, está desactivado. Por ello, cuando los alumnos, se encuentran paralizados por la situación es imposible que den buenas respuestas. Puede ser de ayuda, realizar algún ejercicio de respiración que ayude a volver a poner en funcionamiento la parte más racional del cerebro.

Controlar los nervios no es tarea fácil y requiere práctica. Por ello, es importante tener buenas técnicas de estudio que den la confianza necesaria para hacer frente a las situaciones ansiosas. A pesar de eso, cierto nivel de activación es necesario para mantener a nuestro cerebro atento y listo para hacer bien las pruebas.

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