El 15 de noviembre es el Día Mundial sin alcohol y, por ello, aprovechamos para escribir hoy acerca de la intervención con la familia de la persona alcohólica, basándonos para ello en el artículo de investigación de Pedro Fernández Olazábal, Isabel Louro Bernal y Pedro Hernández Mandado.

Según este estudio, cuando trabajamos la adicción al alcohol, es importante contar con un enfoque sistémico que incluye la intervención con otros agentes, como la familia y la comunidad. En este sentido, la implicación y apoyo de la familia es un factor muy importante a tener en cuenta, por lo que en numerosos programas de intervención se ha tenido en cuenta.

En primer lugar, es importante atender a las necesidades de aprendizaje de la familia, es decir, qué necesitan conocer para poder contribuir de forma adecuada a la rehabilitación de la persona alcohólica. Entre las necesidades formativas, se observa que destacan las siguientes:

  • Información general acerca del alcoholismo y sus características.
  • Aprender a enfrentar este problema, así como a ayudar y tratar con la persona alcohólica.
  • Aprender cómo comunicarse con la persona que sufre de alcoholismo.
  • Aprender a organizar la vida de la familia.

Por todo ello, el plan de intervención con la familia debe contemplar la formación y respuesta a sus necesidades informativas. En concreto, esta formación debe tener en cuenta el siguiente temario:

  • El alcoholismo: definición y sus características.
  • El rol de los familiares dentro de la intervención y en procesos de rehabilitación. ¿Cómo ayudar?
  • Las expectativas hacia el tratamiento.
  • El estilo de afrontamiento del alcoholismo en la familia.
  • El concepto de coodependencia.
  • El cambio en la familia y en su organización.

Se trata, de este modo, de un trabajo coordinado en el que la persona alcohólica pueda recibir el apoyo familiar necesario para poder rehabilitarse con éxito.