Cuando estamos de vacaciones, vivimos en una especie de realidad paralela en la que las rutinas son menos estrictas, los horarios más laxos y las responsabilidades mucho menores. Por ello, la vuelta al trabajo puede ser dura, e incluso antes de que llegue, las preocupaciones empiezan a invadir nuestra mente, nos empieza a preocupar la falta de tiempo durante el año, las prisas para llegar a todas partes y el exceso de responsabilidades. Por ello, hoy traemos unos tips generales, que os pueden ayudar a salir ileso de esta situación.

  1. Mantente en el presente

Uno lo pasa peor imaginándose cómo será el primer día, que a la hora de la verdad cuando se tiene que enfrentar a él. Es bastante paradójico, pero es habitual que pase. Nuestra mente nos puede jugar malas pasadas y es especialista en imaginarse escenarios terribles. Por ello, es importante mantenerse en el presente, disfrutar de los días que quedan de vacaciones y no pensar demasiado en lo que nos espera, ya que queramos o no, llegará.

  1. Abandona la queja

Cuando hay algo no nos gusta, tendemos a quejarnos y, aunque esto nos puede ayudar a expresar nuestro malestar, si es algo constante nos sume en un círculo de negatividad que no ayuda demasiado. Las quejas son algo pasivo, están en negativo, no nos ayudan a avanzar. Convierte tus quejas en objetivos, en vez de decir: estoy harto de mis compañeros de trabajo, piensa: me gustaría llevarme mejor con ellos ¿Qué puedo hacer yo para solucionar esta situación?

  1. Haz pequeños cambios

Dedica un tiempo a realizar introspección, piensa en esas pequeñas cosas que te gustaría haber hecho diferente y de que manera puedes llevarlas a acabo este nuevo curso. Quizás haya cosas que te gustaría cambiar que están en tu mano y pueden mejorar tu día a día. Puede que el invierno pasado no hicieses tanta actividad física como te hubiese gustado, o no hubieses aprovechado del todo tus tardes libres. No esperes a los propósitos de enero, puedes empezar ya.

  1. Fíjate en aquello que te gusta

Desafortunadamente cuando vuelvas, todo aquello que no te gusta seguirá, aquel compañero de trabajo que no te cae muy bien, los clientes que te piden en exceso, los comentarios de tu jefe…Pero, ¿y qué hay de aquello que sí te gusta? Valora aquellas pequeñas cosas, pon la mirada en aquello que te hace sentir bien, en aquellos compañeros que te resultan agradables, en los momentos del día que son importantes para ti. Notarás que lo que no te gusta va perdiendo peso.

  1. Aprovecha tu tiempo de ocio

Las vacaciones se han terminado, y aunque las mañanas en la playa y las largas tardes han quedado atrás, seguimos teniendo momentos libres que podemos aprovechar. La vuelta es inevitable, pero ¿Qué vas a hacer tú para que sea más amena? Se puede preparar una excursión de fin de semana, o alguna actividad estimulante en los ratos libres, eso ayudará enfrentar las semanas con algo más de energía.

  1. No es la primera vez que lo haces

En muchas ocasiones no se trata de pensar en que la situación temida no llegue, si no que cuando se dé tengas la confianza en que podrás adaptarte. Haz memoria, probablemente no sea la primera vez que tienes la sensación de no querer volver. Hazte las preguntas adecuadas: ¿Qué te ayudó la última vez a sobrellevarlo?, ¿Qué cosas hiciste que te indicaban que lo estabas llevando bien? ¿Qué pensabas que te ayudaba a adaptarte?

  1. Sigue rutinas

Las rutinas parecen aburridas, pero nos ayudan a estructurar nuestra vida, especialmente si hay niños pequeños en casa. En verano tienden a cambiar todas y cada una de ellas, comemos a horas diferentes, nos acostamos tarde… Establecer de nuevo las rutinas de trabajo, puede parecer aburrido, pero ayuda a mantennos a flote en el día a día.

  1. Siéntete agradecido

En muchas ocasiones se nos olvida aquello por lo que tenemos que sentirnos agradecidos. Muchísimas personas tienen que renunciar a sus vacaciones o no tienen un trabajo al que reincorporarse. Sentirse agradecidos por poder disfrutar del tiempo libre ayuda a poner un poco de perspectiva al asunto.