Una vez leí una frase que decía algo así como “ La vida comienza al final de tu zona de confort”. Siento que este es un buen titular para comenzar a hablar sobre la timidez, puesto que aquello que enfrentan las personas tímidas es precisamente esa vivencia de forma constante; salen de su confort para interactuar y comunicarse con otras personas.

El ser humano es un ser social, es decir , necesita la comunicación en su vida. La timidez es una característica asociada a la forma de comunicarse de una persona y condiciona su bienestar. Ser retraído no es en sí un problema, de hecho todos tenemos determinadas manifestaciones de timidez en distintos aspectos de nuestra vida y sentimos temor o vergüenza en enfrentarnos a situaciones concretas. Sin embargo, hay ocasiones en las cuales la timidez condiciona nuestra forma de interactuar con los otros y en estos casos si podemos hablar de dificultad.

 

CARACTERÍSTICAS DE LA TIMIDEZ

Cuando hablamos de timidez solemos hacer referencia a personas tendentes a respuestas de temor y evitación, con muchas manifestaciones marcadas por la vergüenza, que resultan reservadas, poco sociales e introvertidas. Sin embargo, no por ello debemos concluir que estas dificultades marquen una problemática o una incapacidad. De hecho, se trataría de una conclusión errónea. En general, las  respuestas de timidez suelen esconder un deseo motivacional de interactuar con otras personas.  En cambio, este deseo se ve condicionada por una tendencia evitativa que puede deberse a un temor, a una inseguridad o a una creencia negativa de sus habilidades sociales.

Entre los rasgos característicos de las personas tímidas se encuentran:

– Un estilo comunicacional inhibido: resulta complicado manifestar su opinión , percepciones así como sus estados emocionales.

– Su postura suele ser de recogimiento

– Evitación de la mirada

– Respuestas fisiológicas: sudoración, boca seca, enrojecimiento de la piel.

– En la comunicación: escasa interacción social, reducido circulo social y tendencia a la soledad.

 

Gestión de Habilidades Sociales para personas tímidas

1 Identifica los aspectos que te dan seguridad.

Solemos saber que tipo de situaciones nos hacen sentir una mayor incertidumbre, temor o vergüenza. Es importante identificar que elementos podemos controlar para aumentar nuestro sentimiento de control. Esto nos permite generar una atmósfera de mayor seguridad que reduce la vivencia incapacitante de la timidez. Así por ejemplo, si yo se que en un espacio con mucha gente voy a encontrarme mejor cerca de la puerta buscaré la manera de sentarme cercano a esa puerta. Esto me va a resultar un recurso de seguridad, que en un momento de descontrol va a resultar útil para mi autorregulación.

2 Escoge los momentos de intervención.

Cuando percibo un deseo de intervención; es decir, el tema me resulta interesante, tengo una opinión sobre aquello de lo que se está hablando o la opinión de alguien me ha suscitado interés,  es importante que me de la oportunidad de expresar aquello que mi mente me está enseñando y pidiendo transmitir.

Puedo organizar brevemente mis ideas y expresarlas de la forma que considero correcta. No se trata de que mi expresión sea perfecta, sino de recoger la satisfacción personal que me provoca el haberla realizado.

3 Aprovecha los grupos pequeños para expresarte con libertad

Siempre nos es mas sencillo comunicarnos en grupos más reducidos que en grupos muy grandes; particularmente cuando el grupo es de gente de confianza. Es importante identificar estos momentos como oportunidades para sentirnos libres de manifestar nuestras opiniones e ideas.

4 Confía en que el hábito genera confianza

Conforme aumento las vivencias en las cuales he sido capaz de gestionar mi timidez correctamente, mayor es mi seguridad y sentimiento de control, y por tanto ,más sencillo va a ser ir habituándome y normalizando mi comunicación interpersonal; me irá resultando menos costoso el darme oportunidades de intervención y dar mi propia opinión ,y mis respuestas fisiológicas irán reduciéndose en intensidad gradualmente.

 

Diferencias entre ansiedad social y fobia social

Es habitual que pacientes tímidos nos cuenten que creen padecer fobia social. Es importante indicar que son dos conceptos diferenciados.

La timidez es un rasgo de personalidad y como tal, tiende a mantenerse de una manera mas o menos constante a lo largo de la vida, desde la niñez a la vida adulta. La fobia social es un trastorno de ansiedad social, puesto que el miedo irracional que padecen las personas con este trastorno les impide exponerse a situaciones de índole social por el temor que sienten a ser juzgados o a que cualquier situación que se les escape de su control les suponga percibirse en ridículo y ser el motivo de burla o risa de otras personas.

Generalmente, esta fobia ha podido partir de un acontecimiento anterior, o de un recuerdo  y  evoluciona generando una vivencia irracional de miedo. Cuando el estrés percibido es muy alto, las personas con fobia social pueden experimentar crisis de ansiedad. Así como en el caso de la timidez las manifestaciones de malestar suelen ser de tipo fisiológico, en el caso de la fobia social aparecen más rasgos de tipo ansiogénico como pueden ser la  dificultad respiratoria o la taquicardia, que resultan más limitantes.

Es cierto que hay casos de extrema timidez en la infancia que acaban desarrollando fobia social en la vida adulta, pero no es así siempre, dado que con un trabajo de gestión emocional y recursos adecuado, las dificultades de  timidez pueden ser correctamente solventadas.