Aunque las rutinas pueden empezar a trabajarse antes, es a partir de los seis meses cuando podemos empezar a a establecer un orden que hasta el momento parecía no existir. Los bebés ya poseen receptividad y son capaces de aprender a base de actos repetitivos.

Así, si entendemos por rutinas patrones de conducta que se repiten en la vida diaria, es a partir de este momento cuando empieza a ser adecuado este aprendizaje,  ya que a partir de los 6 meses es cuando el bebé empieza a manifestar su personalidad en lo que a desarrollo de la comunicación, juego, movilidad y otras actividades se refiere. Empieza a entender cómo se relacionan los objetos entre sí y él con el mundo exterior,  y a desarrollar habilidades que le empiezan a dotar de cierto control.

Que empiece a apreciar un orden en el contexto próximo, le facilitará el aprendizaje del resto de habilidades.

Virginia Rodrigo del Solar

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