Cuando empecé a trabajar en Centro Psicología Bilbao, hace ya 12 años, había una cosa que me llamaba mucho la atención. No entendía por qué las personas tomaban la decisión de venir a terapia, con lo que cuesta a veces tomar esa decisión, y luego ponían tantas resistencias a cambiar. Pensaba que si querían acudir porque algo iba mal en su vida, lo lógico sería estar abiertas al cambio… pero muchas veces me encontraba lo contrario.

¿QUÉ SENTIDO TENÍA QUERER CAMBIOS Y NO QUERER CAMBIAR NADA?

Con los años es algo que me sigue inquietando, aunque poco a poco he podido entender mejor el comportamiento humano.

  1. Me encuentro con familias desesperadas porque sus hijos e hijas no cambian… esto resume bien el primer obstáculo del cambio: EN REALIDAD QUEREMOS QUE CAMBIEN LOS/AS OTROS/AS. Yo siempre les devuelvo a estas familias la pelota y les pregunto: Y tú, ¿qué podrías hacer diferente? ¿Qué puedes decidir hacer TÚ, en tu metro cuadrado, sin forzar a hacer a los/as demás?
  2. Me encuentro con familias y profesionales que hacen lo mismo de siempre, pero con más intensidad. Esto ejemplifica el segundo obstáculo del cambio: SEGUIR UTILIZANDO LAS MISMAS SOLUCIONES INTENTADAS. Este error implica, por ejemplo, castigar a un niño o niña que se porta mal. Y como se sigue portando mal, incrementamos el castigo pensando que eso funcionará. Pero no funciona y seguimos empeñados en intensificar la «solución». Tras varios intentos las familias tiran la toalla y reconocen que «no le importa nada. Da igual lo que le quites, es como si nada le interesase». Simplificando mucho se observa que la situación no cambia porque la solución intentada es siempre la misma. Aquí puedo decir que si quieres que la situación cambie, ¡haz algo distinto! Si eres consciente de que los castigos no están funcionando y fomentan las luchas de poder, ¿qué te parece si nos enfocamos en buscar soluciones?
  3. Me encuentro con personas que buscan la «pastilla» que les haga sentirse mejor, concentrarse mejor, portarse mejor, etc., y esto pone en evidencia el tercer obstáculo del cambio: PENSAR QUE LA SOLUCIÓN ESTÁ FUERA. No malinterpretéis mis palabras. A veces es necesario ayuda farmacológica para tener un empujón en los procesos de cambio. El problema radica cuando pensamos que SÓLO tomando esa pastilla, adquiriremos todas las habilidades y competencias para la vida que necesitamos. Un medicamento me ayuda a sentirme mejor ante mi dolor de cabeza, lo que me podría permitir participar en esa carrera benéfica a la que me había apuntado. El medicamento me podrá dar los requisitos básicos de bienestar para participar. Pero es la PRÁCTICA y el ENTRENAMIENTO lo que marcará la diferencia, sin duda. Por lo tanto, una forma de hacer frente a este obstáculo es entender que la solución está dentro de nosotros/as: que necesitamos practicar, entrenar, aprender nuevas habilidades e intentarlo.

De este modo, si estás en un momento de tu vida en el que quieres o necesitas cambiar (tu forma de ver las cosas, tu forma de relacionarte, tu forma de pensar, tu forma de hacer, tu forma de educar, etc.), te ánimo a que contestes a estas tres preguntas:

  1. ¿Qué puedo hacer YO, en mi metro cuadrado, sin forzar a hacer a las demás personas?
  2. ¿Qué estoy HACIENDO DISTINTO en este momento?
  3. ¿Qué nuevas HABILIDADES necesito adquirir para poder entrenar e interiorizar en mi proceso de cambio?

¡Confía en que es posible!

Beatriz Alonso Sánchez

Psicóloga y pedagoga. Educadora de aula y de familias de Disciplina Positiva. Consejera Motivacional.