Quizás hoy has oído a muchas personas decir que han retomado la vuelta “al tajo” en sus casas o en los distintos puestos de trabajo. Aunque esta vez, el tema de conversación probablemente no haya sido el habitual a la vuelta de unas vacaciones.

Y con la vuelta a clase, online, vuelve la conciliación familiar. El gran reto para muchas familias durante el confinamiento. A partir de ahora tendremos la segunda parte del partido y podremos valorar cómo hemos jugado el primer tiempo y qué cambios conviene adoptar.

He elegido esta viñeta, bastante curiosa por cierto, para reflexionar en forma de humor, sobre un tema prioritario en las familias, dados los tiempos que corren. El sábado disfrutamos del coloquio virtual organizado por Centro Cade y en el que participaron José Ramón Gamo y Zahra Ávila. Entre todo lo comentado sobre el confinamiento, el homeschooling y la convivencia familiar, sin duda me quedo con la siguiente reflexión:

Debemos dejar de lado lo ordinario para centrarnos en lo extraordinario.

En muchas casas se está viviendo una auténtica odisea para conciliar la vida laboral, personal y escolar con la convivencia familiar. Y entre todo ello estamos preocupándonos por asuntos que, en esta nueva realidad, han dejado de ser tan prioritarios como antes nos parecían: asegurarse de que cumplen los horarios o de que hacen las rutinas básicas, controlar que se conectan a las clases online, llevar el control de sus agendas y planificarles las tareas, gestionar el uso del móvil y otros dispositivos… Cuando lo que verdaderamente importa es asegurarnos de vivir situaciones excepcionales, únicas y significativas que perduren en el recuerdo. Pero, como todo, en una medida razonable. Esto no significa que se deba dejar todo a un lado para realizar infinidad de manualidades, gincanas o salas de escape. A veces basta con tirar de los juegos de mesa tradicionales y jugar en familia. Repito, en familia. Proponer a unos hermanos que jueguen al Scrabble no suena tan apetecible como jugar con tu madre y tu padre.

Entonces, ¿en qué me centro, en lo de clase o en jugar? En la educación todo es importante: el desarrollo académico es igual de importante que el emocional, como las relaciones personales dentro de la familia son igual de importantes que cualquier otro aprendizaje. Sin embargo, no todo es igual de urgente. Para saber qué quiero priorizar, conviene pararse y reflexionar sobre lo que deseo construir en esta situación, con los recursos de los que dispongo ahora. Estos recursos son únicos, ya que los que funcionan en unas familias puede que provoquen el efecto contrario en otras. También han de ser adaptativos, tal vez no sean los mismos que hace un par de meses. De hecho, desde muchos hogares nos trasladan que lo que antes les funcionaba para lidiar un conflicto ahora ya no funciona. La situación ha cambiado, por lo que las herramientas también deben ser modificadas.

Ahora que ha empezado el segundo tiempo, debemos buscar dentro de lo cotidiano momentos que queden en el recuerdo. Esto es importante y urgente al mismo tiempo. No sólo por el valor emocional y el vínculo que se forma, sino porque además, ayudaremos a sobrellevar el confinamiento de la mejor manera posible, con la recompensa de haber fortalecido la relación familiar.