Acude a consulta mujer de 42 años, de baja laboral por depresión desde hace dos meses . Está en tratamiento farmacológico controlado por un psiquiatra. En su vida ha tenido diferentes episodios de este tipo que ha intentado sobrellevar a base de bajas y fármacos durante algunos meses. Ahora decide consultar para hacer algo ella que le ayude en esta batalla de la depresión. Su madre ha tenido también depresiones y le han dicho que esto se hereda.

Efectivamente se presenta abatida y con poca confianza en que las cosas vayan a cambiar, pero esto es lo primero que se confronta porque el hecho de que esté aquí es un paso muy importante que hasta ahora no había dado, algo nos dice que su confianza es mayor de lo que cree en primera instancia. Es muy comprensible, y así se lo decimos también, que se encuentre desmotivada porque es muy duro sentirse deprimido y ver que «vuelves a caer»,  que cuando ya has empezado a funcionar, otra vez puedes estar hundido en lo más profundo. El sentirse comprendido no es tan fácil porque decir algo como: «hay cosas peores»,»todo pasa», «tienes que mirar la vida de otra manera», «si a ti no te pasa nada grave» etc, son frases que sólo ayudan a estar peor y desgraciadamente, se dicen utilizan muy frecuentemente en estos casos.

Conseguir concretar unos objetivos, fue una tarea compleja, pero le ayudó mucho, porque no es lo mismo decir «quiero estar mejor» que saber lo que quieres de verdad, saber en concreto lo que buscas y tener un objetivo al que dirigirte. Cuando ella tuvo claro lo que quería conseguir, cosas como: volver a salir con sus tres amigas, ir al cine, poder volver a su trabajo, coger el teléfono para llamar a sus primas, volver al gimnasio… Entonces, empezó a plantearse que quería luchar por algo y tenía algo claro por lo que igual merecía la pena levantarse por las mañanas. Hasta ese momento, no se había dado cuenta de que había algo que podría merecer la pena, se iba dejando llevar por su pena y malestar que, al no ponerle freno, iba en aumento progresivo. Sabiendo ya a dónde dirigirse, el tratamiento fue mucho más fácil porque ella misma iba eligiendo los pasos que tenía que dar para ir haciendo pequeñas cosas encaminadas al objetivo que se proponía.

Otra cosa que se tuvo que trabajar mucho y que estamos seguros fue primordial para su evolución, fue el tema de la «herencia en la depresión». Cambiamos la forma de mirar a la depresión: «¿por qué no se puede aprender y hay que heredarla?», «¿no puede ser que tú aprendieras a vivir de esta manera porque lo viste siempre?». Cuando descubrió que esto podía ser así, se quitó una gran losa de encima, ella misma expresaba que se sentía libre,  que la depresión le había oprimido de tal manera que la tenía atada de pies y manos sin dejarle moverse y que el hecho de saber que no era para siempre, le había liberado.

Aquí, el éxito que esta mujer consiguió estaba basado en su elección cuidadosa de objetivos realistas y el ir poco a poco elaborando tareas con la terapeuta que iba llevando a cabo más o menos siempre. Porque hay que decir, que lo que se estipulaba en sesión para hacer entre sesiones, lo hacía siempre, casi sin excepción. Es muy interesante que sean las propias personas que vienen a consulta las que deciden cuál va a ser el siguiente paso que van a dar porque de esta manera es más fácil que lo den. Cuando el terapeuta decide lo que hay que hacer y no cuenta con el interesado, se encuentra con que no todo el mundo lo hace. Para nosotros es muy importante que la gente nos ayude a sabér cómo ayudarle, cada caso es único e irrepetible, pero todo hay algo que tienen en común, todo el que viene a consulta, quiere mejorar y es muy importante escucharle de manera única.

Hay otros casos que cursan con una sintomatología parecida o prácticamente igual pero que se resuelven de manera muy diferente. En este, lo más importante y la clave para un buen comienzo y camino en la terapia, fue cuando esta mujer se dio cuenta de que tenía objetivos,  que quería algo concreto de verdad. A medida que fue haciendo pequeñas cosas encaminadas a sus fines, se fue dando cuenta de que era capaz, fue ganando confianza y empezó a dar pasos cada vez más grandes que le iban autorreforzando para seguir mejorando.

 

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