Instagram, Facebook, Twitter, YouTube… ¿Quién de nosotros aún no tiene una cuenta en una de estas redes sociales? Desde menores de 10 años hasta mayores de 65, en Internet podemos encontrarnos de todo, pero, ¿realmente sabemos utilizar las redes sociales?

Sin duda, nos proporcionan grandes beneficios, aunque también peligros y como conocemos de sobra lo primero, prefiero centrarme en lo segundo.

Conviene empezar explicando el término de red social. Se denominan redes sociales a las estructuras formadas a través de Internet por grupos de personas con intereses comunes. Entiendo por tanto que estas estructuras fomentan el desarrollo de habilidades sociales, la cooperación, la cohesión de grupo y el sentido de pertenencia. Sin embargo, el uso que les estamos dando (vivimos a merced de los likes) tan solo fomenta inconformismo, baja autoestima o un sentimiento de soledad. Estamos más conectados que nunca y es cuando más solos nos sentimos.

Los peligros de las redes sociales

¿En qué momento una herramienta con tanto potencial se ha convertido en algo que genera más daños que beneficios? No, no estoy exagerando. En la consulta nos encontramos con menores de 10 años, adolescentes y adultos con problemas de autoestima y rendimiento académico o laboral por el «enganche» que tienen a las redes sociales y la influencia que ejercen en su vida personal.

En un principio las redes sociales aparecieron para conectar personas. Sin duda es una herramienta con mucho potencial. Por desgracia, hoy en día podemos ver que estamos dándoles un uso equivocado, porque enseñar en Twitter lo que tu ex te ha dicho no conecta personas. Bueno sí, para criticar y opinar abiertamente sobre ello.
Tanto en Instagram como en YouTube se encuentran miles de personas que muestran lo maravillosa que es su vida, la cantidad de cosas tan interesantes que hacen y todo lo que aprenden y consiguen en su día a día. Sin embargo, ¿cuántas personas cuentan sus problemas? La vida no es tan maravillosa como se ve en muchos perfiles. Quizás las redes sociales sean una burbuja en la que depositamos todas nuestras esperanzas para lograr una vida más sencilla. Aunque en la vida no se avanza a base de ilusiones, sino de acciones.

Sin olvidar el daño que puede producir el que cualquiera pueda dar su opinión sobre nutrición, educación, psicología… Desde luego es una ventana al mundo que debemos aprovechar, pero con un filtro, haciendo un ejercicio de reflexión sobre si lo que hacemos y publicamos, además de ser un claro caso de intrusismo, a largo plazo pueda derivar en dificultades mayores. No todos somos iguales y unos consejos no tienen el mismo efecto en todas las personas, ya que cada uno tenemos diferentes necesidades y características personales.

2 pautas para utilizar las redes en nuestro beneficio

Por ello, te propongo dos tareas muy sencillas con las que sin duda conectaremos con las personas y haremos un uso más saludable de las redes sociales:

Invierte el tiempo que tardas en publicar una foto en saber de una persona con la que hace tiempo que no hablas.
• Cuando veas una publicación aconsejándote una dieta a seguir, ejercicios de pilates para hacer en casa o cómo educar a tus hijos, asegúrate de saber quién la publica (cerciórate de su profesionalidad) y qué efectos puede tener en tu caso particular. Siendo así, valora si quieres o no darle a like y compartirlo.