“Parece mentira pero aquí me tienes. Una mujer de casi 55 años e insegura como una niña pequeña. ¡Quién me iba a decir a mí que con esta edad iba a tener que ir al psicólogo!” Y así empezaba la conversación con Carmen (nombre ficticio) en su primera sesión.

Lejos de asombrarme, me encuentro con muchas “Carmen” en la consulta. Mujeres, y también hombres, que llegan a la edad adulta con mucha inseguridad y baja autoestima, repletos de dudas, incapaces de tomar decisiones y con un malestar en el estómago que se traduce en ansiedad.

 

¿De dónde viene la inseguridad en la edad adulta?  

Como cada persona es un mundo, es difícil determinar una causa. Además, desde nuestro enfoque (la Terapia Breve Centrada en Soluciones) no es tan importante conocer las causas (que a veces ni se pueden cambiar) si no saber qué es lo que está manteniendo la inseguridad. No obstante, lo que suele influir en este problema es:

  • Haber recibido una educación muy exigente, o por el contrario, muy sobreprotectora.
  • Ser una persona que tiende al perfeccionismo y/o que le da muchas vueltas a la cabeza.
  • Haber vivido experiencias traumáticas en las que has sentido inseguridad.
  • Relacionarse poco y tender a estar en soledad.

Y por otro lado, ¿Qué puede estar manteniendo la inseguridad?

  • Tener personas alrededor que toman las decisiones por nosotros/as y nos “protegen”.
  • Quedarnos atrapados en nuestros pensamientos sin llegar en ningún momento a la acción.
  • Fijarnos en todos los síntomas somáticos (corporales) que notamos cuando nos sentimos inseguros/as. (Esto puede dar pie a que nos acabemos fijando más en lo inseguros/as que somos, lo que lleva a que nos acabemos obsesionando con la idea).
  • Juzgar severamente y revisar cada decisión que tomamos.
  • Rodearnos de personas que no nos valoran ni aceptan.
  • Etc.

 

En este sentido, es muy importante identificar en cada caso qué cosas hacemos o pensamos que están manteniendo el problema de la inseguridad o falta de confianza, porque habitualmente empezando a hacer cambios desde ahí podremos mejorar en este problema.

Llegados a este punto, ¿Cómo podemos vencer la inseguridad en la edad adulta?

  • Un primer paso es revisar lo que mantiene el problema y, en la medida de lo posible, dejar de hacer esas soluciones intentadas. Por ejemplo, si una persona tiende a pedir opinión a todo su alrededor cuando tiene que tomar una decisión, lo primero que podría hacer es no pedir esa opinión, y si no sabe qué decisión tomar, en última instancia, tomar la decisión al azar.
  • Un segundo paso es observar en qué momentos no sientes inseguridad y, por el contrario, te sientes seguro/a. A esto lo llamamos excepciones, y nos dan una información muy valiosa acerca de lo que funciona.
  • Un tercer paso es anotar los pensamientos que te dificultan sentir seguridad y tratar de sustituirlos por otros pensamientos que te generan más confianza. Por ejemplo, cambiar el pensamiento “no soy capaz” por “me cuesta un poco hacerlo pero lo voy a intentar y seguro que poco a poco puedo”.
  • Un cuarto paso es hacer las cosas a pesar de sentir inseguridad. En ocasiones la falta de confianza nos paraliza y por ello tratamos de evitar tomar decisiones, delegamos, dejamos pasar el tiempo, etc. Este tipo de “soluciones” nos meten en el bucle de la inseguridad. Por ello, es importante que nos demos cuenta de que una cosa es lo que sucede en nuestra mente (nuestros pensamientos) y otra muy distinta, lo que hacemos (nuestras conductas). De este modo, podemos hacer las cosas a pesar de pensar que no seremos capaces, lo mismo que podemos entrenar a pesar de no estar motivados esa mañana. Puede que lo hagas con menos ganas, o de manera dubitativa, pero al menos empezarás a moverte a la acción.
  • Un quinto y último paso es alentarte a ti mismo/a. Esto se traduce en darte “ánimos”, tener alguna frase que te la puedas repetir a modo de mantra. Suelen funcionar frases de este estilo: “todo llega y todo pasa”, “poco a poco”, “esto también pasará”, “nunca es tarde para aprender”, etc.

 

Si después de todo no encuentras la manera de ganar confianza y crees que esto está afectando a tu vida, en tal caso conviene que acudas a un profesional de la psicología para que puedas avanzar en este problema. Recuerda que no hace falta tener graves problemas para pedir ayuda.